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8 de abril de 2018

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Semana Santa Misionera 2018

La Semana Santa Misionera de los Jóvenes de la Acción Católica Genral de Madrid es una actividad que se realiza todos los años en pueblos de la sierra de Madrid, ayudando en las celebraciones de estos pueblos y compartiendo unos días con sus habitantes, llevando un poquito del amor que Dios nos da.





María ha sido este año responsable de la actividad, y este es su textimonio:

Después de vivir la Semana Santa entre libros, trabajos y clases de la universidad, (pues estaba en Alemania haciendo un Erasmus y allí vacaciones de Semana Santa como que "nein") fue una bendición recibir la invitación a participar en la Semana Santa misionera de la Acción Católica. Yo había oído mucho hablar de esta actividad, pero nunca había tenido la oportunidad ni las ganas (a quien vamos a engañar) de dejar a un lado esas "vacaciones" a mitad de curso e irme a servir allá donde hiciese falta.

Mi experiencia de estos dos años que llevo yendo a los pueblos de Rascafría, Alameda y Oteruelo es una experiencia de amor y esfuerzo. Tenemos la enorme suerte de que un sacerdote nos acompañe a los jóvenes a acompañar a las personas de estos tres pueblos en el acompañamiento al Señor durante su Pasión y Resurrección (valga la redundancia). Puede que repartir y recoger hojas por los bancos, formar un pequeño coro, ofrecerse a leer las lecturas y preces, acolitar y llevar alguna estación del Via Crucis no sean las labores características de un misionero. Sin embargo, en el fondo, hacer misión es llevar al Señor a aquellos que no lo conocen o que le tienen olvidado y, quién sabe, tal vez el Señor actúe a través de nosotros para recoger a sus hijos más alejados. La Semana Santa misionera hace que deje a mi familia más inmediata en casa, para acompañar al resto de mi familia, la Iglesia, y doy gracias a Dios por ello. 



Publicado por: Acción Católica General de Madrid - domingo, abril 08, 2018

21 de junio de 2015

Encíclica “Laudato Si”


El Papa Francisco ha publicado su segunda encíclica titulada “Laudato Si” (Alabado Seas) donde expone algunos problemas actuales que afectan al planeta y donde también exhorta a modificar hábitos negativos que toda la humanidad posee  y que necesita cambiar. 

Según la Agencia Católica de Informaciones  (ACI Prensa), el Santo Padre propone cinco maneras de generar un cambio de vida, basadas en el capitulo sexto de la encíclica que resalta: “ante todo la humanidad necesita cambiar”, ya que, según el Papa, los seres humanos son capaces de iniciar un cambio de actitud más allá de condicionamientos mentales y sociales.

Cinco claves de cambio propuestas  en “Laudato Si’”:

 1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad: El Papa pide que todo cristiano reconozca el mundo (lo creado) “como un don recibido del amor del Padre”, algo que implica “actitudes de renuncia y gestos generosos”.

 2.- Educar en los diversos ámbitos (familia, catequesis, medios de comunicación): El Pontífice pide no educar sólo desde el punto de vista científico, sino ir más allá. Solicita realizar “pequeñas acciones cotidianas” como evitar el uso del material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, apagar las luces innecesarias, entre otros.

 3.- Destierro del consumismo compulsivo: Las personas que se dejan “apresar” por los mercados, son sumergidas en la “vorágine” de las compras y los gastos innecesarios. “El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico. 

4.- Olvido del egoísmo: Para el Papa Francisco el mundo favorece distintas formas de egoísmo. En ese sentido, las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas.  Por eso, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.

5.- Conversión interior: El Santo Padre recuerda la necesidad de “convertirse”, es decir, encontrarse realmente con Jesucristo e iniciar una vida nueva,  viviendo su vocación desde la admiración a la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.

De esta manera, el Papa pide “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y toma de modelo a San Francisco de Asís. Esto significa  reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón,  o sea, realizar un cambio interno.

“Laudato Si (Alabado Seas), sobre el cuidado de la casa común” hace referencia al cuidado del medio ambiente y que está encomendada a todos. Esta carta está compuesta por 191 páginas y es la segunda encíclica publicada por Francisco. La primera fue Lumen Fidei (La Luz de la Fe), publicada el 5 de julio de 2013.

Palabras del Cardenal Ricardo Blázquez

El Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Cardenal Ricardo Blázquez, ha valorado la nueva encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco como “una excelente encíclica” que llama a la conversión integral de la persona.

Un texto especialmente influenciado por San Francisco de Asís, algo que el Cardenal Blázquez ha explicado como “una de las consecuencias de haber elegido este nombre para su ministerio”, durante la presentación que el Episcopado ha hecho de este texto del Santo Padre.

“Me siento profundamente unido al Papa en esta encíclica que presta un excelente servicio no solo a la Iglesia y a los católicos, a las personas creyentes sino a la humanidad”, ha subrayado y ha apuntado también que “en la medida que conozco (el texto) me parece magnífico, perfectamente trabado, con muchas perspectivas”.

En ese sentido el Cardenal Blázquez ha explicado que esa conversión al cuidado del medio ambiente y de la persona va paralela a la conversión pastoral. “Se trata de que todo encuentro con Nuestro Señor Jesucristo nos pregunte y nos impulse a que reflexionemos sobre nuestras relaciones con las cosas y con las personas. No es una conversión de introversión sino que la totalidad de la realidad la introduce con la relación con Nuestro Señor Jesucristo en la fe”.

“La cuestión ecológica no se trata sólo de la superar fenómenos o de comprender las causas sino de suscitar una actitud, posturas, comportamientos coherentes con esta ética. Somos responsables de las generaciones que vendrán, hay una responsabilidad intergeneracional de los que vivimos contemporáneamente. Una responsabilidad de comunión y fraternidad con los que vayan llegando”, ha afirmado el Purpurado.

“El hecho de haber elegido el nombre de Francisco como Papa está teniendo unas consecuencias muy importantes en el desarrollo de su ministerio”, ha asegurado el Cardenal que también ha apuntado que en la encíclica aparece “la percepción de la fraternidad universal” de San Francisco de Asís

“San Francisco de Asís está constantemente emergiendo a lo largo de la encíclica y proporciona una dimensión humanizadora, mística, espiritual y poética”, ha asegurado el Cardenal.

Se trata, según el presidente de la CEE, de “un texto que se prestaría a una antología muy amplia de titulares porque son frases atinadas por la formulación, por la sabiduría y también por la belleza”.

Publicado por: Acción Católica General de Madrid - domingo, junio 21, 2015

28 de abril de 2015

Iglesia, servidora de los pobres



La reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española se clausuró el pasado viernes, 24 de abril, en Ávila con la aprobación de la Instrucción Pastoral Iglesia, servidora de los pobres.

En este documento, los obispos quieren compartir, con los fieles y con quienes deseen escuchar su voz, su preocupación ante el sufrimiento generado por la grave crisis económica, social y moral que afecta a la sociedad española y su esperanza por el testimonio de tantos miembros de la Iglesia que han ofrecido lo mejor de sus vidas para atender a quienes más sufrían las consecuencias de la crisis.



Estructurada en cuatro partes, la Instrucción pastoral comienza analizando la situación social actual (1) y los factores que están en su origen y lo explican (2). Seguidamente enumeran los principios de la Doctrina social de la Iglesia que iluminan la realidad (3) y ofrecen su propuesta desde la fe.

En la primera parte, dedicada a describir la situación social, los obispos se fijan en los nuevos pobres y las nuevas pobrezas, de manera especial la que sufren en primer lugar, las familias golpeadas por la crisis. En ellas no es difícil encontrar muchos jóvenes sin trabajo y con grave riesgo de caer en situaciones desesperadas, ámbitos en que se da la pobreza infantil, ancianos olvidados o mujeres afectadas por la penuria económica. Además de las carencias económicas y sociales en las familias, los obispos señalan también la pobreza en el mundo rural y  en quienes se dedican al mar, y acentúan la pobreza originada por la emigración que, haciendo visible el derecho a encontrar mejores condiciones de vida, hoy significa la pobreza de los más pobres. Los inmigrantes sufren más que nadie la crisis que ellos no han provocado y los países que los reciben recortan sus derechos y limitan, también para ellos, los servicios sociales básicos. Los obispos piden en este ámbito a las autoridades  nacionales y de la Unión Europea[1]  actitudes de generosa acogida y cooperación con los países de origen que permitan su desarrollo.

Además de las nuevas pobrezas, la Instrucción Pastoral señala como rasgo de la sociedad actual la corrupción, a la que define como un mal moral y cuyo origen es, según los obispos, la codicia financiera y la avaricia personal. Estas situaciones de corrupción provocan alarma social, alteran el funcionamiento de la economía, impiden la competencia leal y encarecen los servicios. La corrupción es una grave afrenta a nuestra sociedad, es una conducta éticamente reprobable y es un grave pecado. La necesaria regeneración personal y social vendrá por un mayor aprecio al bien común, que se origina en las virtudes morales y sociales, se fortalece con la fe y se hace visible en el amor al prójimo.

Tanto las nuevas pobrezas como la corrupción están facilitadas por el empobrecimiento espiritual. El talante personal y el comportamiento moral de las personas están dañados por la indiferencia religiosa, el olvido de Dios o la despreocupación por la cuestión sobre el destino trascendente del ser humano. No se puede olvidar, dicen los obispos, que la personalidad del hombre se enriquece con el reconocimiento de Dios que sostiene nuestra dimensión ética, nos impulsa al amor a todo hombre, haciendo de la caridad fraterna la señal distintiva.

En la segunda parte, la Instrucción pastoral señala cuatro factores que explican la situación social actual. El primero de ellos es la negación de la primacía del ser humano que se apoya en la dignidad que Dios le otorga. El segundo es el dominio de lo inmediato y lo técnico en la cultura actual. En ésta, el primer lugar lo ocupa lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido. La técnica parece ser la razón última de todo lo que nos rodea y su desarrollo se presenta como la panacea para resolver todos los males del hombre. El modelo social centrado en la economía es el tercer factor que explica esta situación de crisis: la burbuja inmobiliaria, el excesivo endeudamiento, la falta de regulación y supervisión de los mercados han ocasionado una época de recesión, para la que la única solución presentada es la lógica del crecimiento, como si “más” fuera igual a “mejor”. Por último, en cuarto lugar, encontramos, como consecuencia de la lógica del crecimiento, una cierta idolatría de los mercados, cuando en realidad, la actividad económica, por sí sola, no puede resolver todos los problemas sociales; su recta ordenación al bien común es incumbencia, sobre todo, de la comunidad política, la que cual no debe eludir su responsabilidad en esta materia.

La tercera parte de la Instrucción consiste en una explicación de los principios de la doctrina social de la Iglesia que iluminan la realidad y pueden ayudar a la solución de los graves problemas que le afectan. El primero de ellos es la primacía de la dignidad de la persona: el ser humano es la medida de todas las cosas, no un instrumento al servicio de la producción y del lucro. Los obispos instan a un modelo de desarrollo que ponga en el centro a la persona. Si la economía no está al servicio del hombre, se convierte en un factor de injusticia y exclusión.

El segundo principio es que los bienes tienen una dimensión social y un destino universal, como se vivía ya en el Antiguo Testamento y enseñaron los Padres de la Iglesia. La acumulación de los bienes en pocas manos es una grave injusticia, pues la propiedad privada está orientada al bien común. Por eso, dice la Iglesia,  Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos de forma equitativa, según los principios de la justicia y de la caridad.

En la vida social, otro principio ineludible es el de la solidaridad y el equilibrio entre los derechos y los deberes. La solidaridad es el empeño firme y perseverante por el bien común, es decir por el bien de todos y cada uno. La convivencia implica que los derechos de unos generan deberes en otros y que la satisfacción de unos depende de la diligencia de los otros. Los derechos económico-sociales no pueden realizarse si todos y cada uno de nosotros no colaboramos y aceptamos las cargas que nos corresponden; de igual modo que el derecho a los bienes materiales conlleva el deber del trabajo diligente del hombre. El bien común es el bien de ese “todos nosotros”, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en una comunidad o sociedad. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad.

El principio de subsidiariedad señala las funciones y responsabilidades que corresponden a las personas individuales en el desarrollo de la sociedad a través de comunidades y asociaciones de orden familiar, educativo, cultural, etc. Al mismo tiempo, regula las funciones que corresponden al Estado y a los cuerpos sociales intermedios, para impedir la tendencia totalitaria de los estados. El principio de subsidiariedad permite un justo equilibrio entre la esfera pública y la privada; reclama del Estado el aprecio y apoyo a las organizaciones intermedias y el fomento de su participación en la vida social. Por último, entre los principios de la Doctrina Social se señala el derecho a un trabajo digno y estable que permite la integración y la cohesión social, por lo que cualquier política económica debe estar al servicio del trabajo digno.

La cuarta parte de La Iglesia, servidora de los pobres, ofrece ocho propuestas esperanzadoras desde la fe para vivir el compromiso caritativo, social y político.

- Promover una actitud de renovación y conversión, que nos identifique con Cristo y que salga al encuentro de los pobres, siendo instrumentos para su liberación, promoción e integración en la sociedad.

- Cultivar una espiritualidad que impulse al compromiso social. Sólo el encuentro con el Amor de Dios, puede transformar y purificar los corazones de los discípulos, cambiándolos de egoístas y cobardes en generosos y valientes; de estrechos y calculadores, en abiertos y desprendidos.

- Apoyarse en la fuerza transformadora de la evangelización, porque el anuncio del Evangelio, fermento de libertad y de fraternidad, ha ido acompañado siempre de la promoción humana y social de aquellos a los que se anuncia.

- Como consecuencia de lo anterior, profundizar en  la  dimensión evangelizadora de la caridad y de la acción social, desde el testimonio personal y sin olvidar el anuncio explícito de Jesús. Tenemos, además,  el reto de ejercer una caridad más profética. No podemos callar cuando no se reconocen ni respetan los derechos de las personas, cuando se permite que los seres humanos no vivan con la dignidad que merecen.

- Promover el desarrollo integral de la persona y afrontar las raíces de las pobrezas. Además de atender a las necesidades más urgentes, el acompañamiento de las personas es la base de la acción caritativa: No se trata sólo de asistir y dar desde fuera, sino de participar en sus problemas y tratar de solucionarlos desde dentro.

- Defender la vida y la familia como bienes sociales fundamentales.

- Afrontar el reto de una economía inclusiva y de comunión. La reducción de las desigualdades debe ser uno de los objetivos prioritarios de una sociedad que quiera poner a las personas, y también a los pueblos, por delante de otros intereses.

- Fortalecer la animación comunitaria. Es necesario que la comunidad cristiana sea el verdadero sujeto eclesial de la caridad.

En su conclusión, los obispos alientan una vez más la esperanza de los que sufren las consecuencias de la grave crisis actual y se ponen junto a ellos: “Estamos con vosotros; juntos en el dolor y en la esperanza; juntos en el esfuerzo comunitario por superar esta situación difícil”. Al mismo tiempo, agradecen el esfuerzo de quienes viven la caridad con el prójimo y animan a imitarlos, no sólo en las relaciones cotidianas sino también en las relaciones sociales, económicas y políticas.
Publicado por: Acción Católica General de Madrid - martes, abril 28, 2015

24 de abril de 2015

Caritas y Manos Unidas animan a marcar las 2 casillas en la renta 2014




MANOS UNIDAS

Con motivo del lanzamiento de la Campaña de la RENTA 2014, Manos Unidas quiere animar a todos sus colaboradores y a la sociedad en general, a que en su declaración de la renta marquen las dos casillas de asignación del IRPF: “Asignación tributaria a la Iglesia Católica” y “Asignación de cantidades a Fines Sociales”, puesto que en ambos casos van destinados a obras sociales de primera necesidad.

No obstante, desde Manos Unidas, la ONG de Desarrollo dela Iglesia Católica de España, aclaran que, en lo referente a la asignación tributaria del IRPF, nuestra  organización puede recibir fondos provenientes de la  casilla de “Fines Sociales” pero no de la casilla de la “Iglesia”.

La mayor parte de los fondos que se obtienen en España para Fines Sociales se destinan a entidades de carácter social, con el objetivo de atender a los sectores más desfavorecidos dela sociedad. Un 19%, sin embargo, se destina a proyectos de Cooperación al Desarrollo y lo distribuye el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, a través de subvenciones dela AECID. Manos Unidas puede recibir subvenciones de la AECID con cargo al IRPF tanto en convocatorias directas como en otras convocatorias cuyos fondos están condicionados a lo recaudado por el IRPF.

Por otro lado, los fondos obtenidos por la asignación tributaria del IRPF para la Iglesia, son una de las dos principales vías de financiación que tiene la Iglesia Católica en España para sostener cada año la ingente labor que ésta realiza. De esta casilla Manos Unidas no recibe nada: el 89% de los fondos de Manos Unidas proceden de donaciones privadas, de los cuales el 26,7% provienen de parroquias y entidade religiosas, pero ningún fondo de la asignación tributaria por la casilla de la Iglesia (fuente: Memoria 2013 de Manos Unidas).

Por último, siempre es interesante recordar a todos los contribuyentes, que la cantidad a pagar por el IRPF no se ve incrementada de ninguna manera por la casilla o casillas que se marquen y que al marcar las dos estaremos pidiendo que un 0,7% se destine ala Iglesia Católica y otro 0,7% a Fines Sociales.  Mientras que si no se marca nada, el Estado no asignará ningún porcentaje de tu cuota íntegra a la Iglesia ni a ONG.

CÁRITAS

"A la hora de ayudar, multiplícate por dos". Con este mensaje, Cáritas Española lanza una campaña informativa [VER AQUÍ] en el inicio de la Campaña de la Renta 2014 para invitar a los contribuyentes a marcar conjuntamente en su declaración las dos casillas solidarias de la asignación tributaria: la destinada a la Iglesia católica y de Otros Fines Sociales de interés general.

Al marcar ambas opciones de forma simultánea, los ciudadanos estarán colaborando, al mismo tiempo y sin coste añadido alguno, con un 0,7% de su base imponible a sostener la acción de la Iglesia y con otro 0,7% a apoyar los fines sociales que desarrollan Cáritas y otras muchas organizaciones que reciben fondos del IRPF para financiar parte de su labor solidaria.

Muchos contribuyentes desconocen que tienen la posibilidad de marcar conjuntamente las dos casillas solidarias en la Declaración de la Renta y de que tienen en sus manos un valioso instrumento para ayudar el doble a las personas en situación social más vulnerable. Y sin que ello suponga que vayamos a pagar más ni que nos devuelvan menos  en el resultado de nuestra declaración.

Cabe recordar, además, que todavía hay un gran número de contribuyentes, concretamente un 29%, que no marca ninguna casilla. Ello significa que el importe de la asignación tributaria de sus declaraciones, en lugar de destinarse a fines solidarios, pasa a engrosar directamente las arcas del Estado. En el último ejercicio, quedaron si asignar 280 millones de euros en la casilla de la Igelsia y otros 222 millones en la Fines sociales.

Siete preguntas básicas

La campaña informativa de Cáritas plantea estas siete preguntas básicas y directas sobre la asignación fiscal a través del 1,4% del IRPF:

1. ¿De verdad puedo marcar las dos casillas a la vez? Sí. Se pueden marcar las dos casillas conjuntamente.

2. ¿Y es cierto que marcando las dos casillas se duplica la ayuda? Sí. Cada casilla marcada genera el 0,7%. Si marcas las dos se destina el 1,4%.

3. ¿Y a mí me cuesta algo? No. No te cuesta nada. Tú decides el destino del 1,4% de tus impuestos.

4. ¿Y si no marco alguna casilla? Hacienda destinará el importe correspondiente a otras partidas de los presupuestos generales del Estado.

5. ¿Por qué es bueno marcar la casilla Iglesia católica? Porque así puedes destinar un porcentaje de tus impuestos a colaborar con las necesidades de la Iglesia y su intensa labor pastoral.

6. ¿Por qué debo marcar también la casilla Fines Sociales? Porque de este modo, un porcentaje de tus impuestos se destina a proyectos sociales en nuestro entorno y en los países más desfavorecidos.

7. ¿Percibe Cáritas fondos de las casillas de Iglesia católica y de Fines Sociales? Sí. Cáritas es parte esencial de la Iglesia católica y, además, como organización social, recibe fondos de la casilla de Fines Sociales.



Publicado por: Acción Católica General de Madrid - viernes, abril 24, 2015