18 de mayo de 2019

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Rosario Meditado. Misterios Gloriosos. La coronación de María como Reina de todo lo creado

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Misterios Gloriosos
La coronación de María como Reina de todo lo creado
Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Ap 12,2)

Reflexión 

Finalmente, en la visión de María ensalzada por todas las criaturas, celebramos el misterio escatológico de una humanidad rehecha en Cristo en unidad perfecta, sin divisiones ya ni otra rivalidad que no sea la de aventajarse en amor uno a otro. Porque Dios es Amor.
(Juan Pablo II, Angelus del 6 de noviembre de 1983).

 Llénate de seguridad: nosotros tenemos por Madre, a la Madre de Dios, la Santísima Virgen María, Reina del Cielo y del Mundo. María, la Madre santa de nuestro Rey, la Reina de nuestro corazón, cuida de nosotros como sólo Ella sabe hacerlo.
Santa María, Reina de todos los que suspiran por dar a conocer el amor de tu Hijo: tú que tanto entiendes de nuestras miserias, pide perdón por nuestra vida; por lo que en nosotros podría haber sido fuego y ha sido cenizas; por la luz que dejó de iluminar; por la sal que se volvió insípida. Madre de Dios, omnipotencia suplicante: tráenos, con el perdón, la fuerza para vivir verdaderamente de esperanza y de amor, para poder llevar a los demás la fe de Cristo.
(San Josemaría Escrivá)

María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina del cielo y de la tierra. ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario. Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de nosotros. Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún, que está "dentro" de todos nosotros, María participa de esta cercanía de Dios. Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada como "madre" -así lo dijo el Señor-, a la que podemos dirigirnos en cada momento. Ella nos escucha siempre, siempre está cerca de nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hijo, de su bondad. Podemos poner siempre toda nuestra vida en manos de esta Madre, que siempre está cerca de cada uno de nosotros.
(Benedicto XVI. Homilía de la Solemnidad de la Asunción 15 de agosto de 2005)

Reflexiones recogidas en la web: boletinrosario.blogspot.com

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